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Nuestra bienvenida al blog del Área de Igualdad de Oportunidades promovido por la Concejalía de Mujer, Sanidad y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Astorga.
En el mismo encontraréis espacios de participación, noticias sobre cursos, subvenciones, actividades,..., y otras propuestas que nos vayan llegando.

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En el día 21 de octubre, un recordatorio y una reflexión importante. También por la igualdad

Aún no ha terminado el día, y por ello aún estamos a tiempo de recordarlo. Un día como hoy, 21 de octubre de hace 75 años, se dio por terminada la Guerra Civil en lo que a León respecta, además de producirse la caída de lugares como Gijón, Peña Laza, Canseco, etc... Pero con ello comenzó un nuevo y largo periodo de oscurantismo para los derechos que durante la Segunda República había conseguido una amplia mayoría de la ciudadanía española, incluidas las mujeres.
La educación, la cultura, los derechos sociales en general  sufrieron un terrible retroceso, y todos los esfuerzos que se habían empleado para avanzar hacia una sociedad más justa, más democrática, más equitativa, en la que mujeres y hombres tuvieran iguales posibilidades, en la que  pertenecer a una clase social o a otra no fuese un handicap para lograr acceder a esos derechos que se constituyeron como básicos, se vieron borrados de un plumazo por muchos años de dictadura, en la que se perdió el derecho a expresar en voz alta las propias ideas, a no estar de acuerdo con el poder dominante, a mostrarse diferente,...
¿Les suena de algo la situación? 
Durante el día de ayer celebramos, en Astorga, el bicentenario de la proclamación de su Primer Ayto. Constitucional, uno de los primeros de España en refrendar lo recogido por las Cortes de Cádiz en la  Constitución de 1812, conocida como la Pepa. En dicha elección no estuvieron representadas las mujeres, porque no eran consideradas como ciudadanas, en una constitución que sin embargo pretendía ser un paso hacia adelante y que muchas de ellas apoyaron para que pudiera ver la luz. 
Ellas eran consideradas como menores, con incapacidad para pensar por sí mismas. Algunas situaciones de hoy en día, parecen desgraciadamente llevarnos de nuevo hacia aquella realidad. 
Pero ni somos menores en inteligencia, ni confesores, ni maridos, novios o amantes nos imponen su criterio, ni tenemos porqué demostrar una excelencia que a los hombres parece presuponérsele por el mero hecho de ser hombres, ni nadie tiene que velar por nosotras por miedo a que nuestras propias decisiones sobre nuestro propio cuerpos puedan hacernos daño físico o moral, ni nadie tiene derecho a violarnos "porque las mujeres estemos ahí para eso"...
Efectivamente, la Constitución de 1812 nos demostrará en su lectura, que cuando se habla de hombres, no se refiere al genérico de ser humano, sino al hombre como macho de la especie única y exclusivamente. Para que luego nos sigan argumentado que la utilización del lenguaje no es importante y que el genérico siempre nos engloba a unas y a otros.  ¡Qué se lo digan a las mujeres de aquella época que, como le ocurrió años antes a Olympe de Gauges, en la Francia post-revolucionaria, tenían derecho - y casi obligación - a morir por la patria, pero no a dejar oír su voz para defender sus derechos.

Han pasado 75 años del final de una guerra civil que trajo consigo una importante paso atrás en el camino hacia la democracia, un camino que se desbarató por apropiación indebida de un poder legalmente otorgado por el pueblo. Hoy es impensable una nueva guerra civil en España (o al menos en ello confío), pero hay muchas formas de ejercer la dictadura. Por eso es importante que no olvidemos el pasado y que tengamos en cuenta lo rápido que se destruyen aquellos logros que tantos años ha costado conseguir. 

En este aún día 21 de octubre, donde concluyó una cruenta y fraticida guerra para dar comienzo a una aún más dura posguerra para quienes tuvieron la desgracia de caer en el bando perdedor o de ser diferentes a lo que el poder del momento exigía, quiero dejar aquí una reflexión,

El hecho de no hablar de las cosas no implica que no hayan existido, y hay que hablar del pasado para afrontar con realidad y decisión tanto el presente como el futuro. Hoy en día, la Historia no tiene porqué ser solamente la que escribieron los vencedores. Hay que escuchar también a los otros y mostrarse imparciales a la hora de interpretarla, independientemente de que nuestras ideas nos lleven a mostrar más simpatía por estos o por aquellos.

POR UN MUNDO EN PAZ DONDE REINE EL RESPETO, LA EQUIDAD Y LA JUSTICIA.