Al finalizar la mañana de ayer, lunes, después de que a primera hora (en torno a las 9'00) un nutrido grupo de madres y padres se manifestara ante las puertas del C.P. Santa Marta de nuestra ciudad solicitando que la Consejería diese marcha atrás en su intención de no dotar a nuestro IES del programa British Council, que asegure la continuidad de formación del alumnado adscrito al mismo, hasta 4º de ESO, una nota de prensa oficial de la misma confirmaba que el programa continuaría en nuestro instituto, al tiempo que aseguraba la continuidad del programa en el colegio. No solo aquí, también en las 7 provincias (centros) restantes que estaban en la misma situación que la nuestra.
Se trata sin duda de una muy buena noticia, para el alumnado, para sus familias y también para la ciudad. Una muy buena noticia para llegar a la cual ha sido necesaria la movilización de los colectivos de padres y madres de todos los centros afectados y el apoyo unánime de las fuerzas políticas, sociales y de la rápida respuesta que también la prensa ha tenido para dar cobertura a una más que justa protesta elevada frente a un atentado más contra la igualdad de oportunidades en Educación, entre todos aquellos que se nos está sometiendo en este área. Un derecho a la Educación que, hasta hace bien poco, teníamos como un buen sistema de Enseñanza Pública, de todos y para todos, ya sea en las ciudades o en las zonas rurales, para niños o niñas, independientemente del poder adquisitivo de las familias, de su ideología, su cultura o su religión. Y con una continuidad de oportunidades en todo el proceso, desde Ed. Infantil hasta los estudios universitarios. Una realidad que está cambiando debido a las nuevas y exclusivistas políticas que se están aplicando en Educación.
Por ello, me satisface ver como la movilización popular ha hecho que, al menos en esta medida injusta que ha estado a punto de tomarse, se ha dado marcha atrás. Aunque en Educación, al igual que en Sanidad, en Justicia, y en otros aspectos fundamentales para salvaguardar la igualdad de derechos de toda la ciudadanía aún quedarían muchas cosas por paralizar.
Y ojalá fuéramos más conscientes de nuestra fuerza y de nuestras responsabilidades, para con nosotros/as mismos/as y también para con la sociedad.
ENHORABUENA por este triunfo de la razón, y adelante con otras reivindicaciones totalmente justas. Porque cuando las leyes ya están hechas y los acuerdos firmados y ratificados es mucho más difícil cambiar las cosas.
“BRITISH COUNCIL”, LA AVENTURA EDUCATIVA ASTORGANA DE NUEVE AÑOS QUE ESTÁ
A PUNTO DE VER COMO DESAPARECE SU FUTURO.
Por Mercedes G. Rojo
Concejala de Educación del Ayto. de Astorga.
Hace
nueve años, uno de los tres colegios públicos existentes en Astorga comenzaba
una hermosa y novedosa aventura educativa, cuyo objetivo fundamental era
preparar a su alumnado para conseguir un excelente nivel de idiomas, en
concreto de inglés, que les pusiese a la altura del aprendizaje del mismo a
nivel europeo.
Se
trataba del programa British Council del que solo existía otro centro en León, demostrando,
al igual que todos los demás colegios que lo tenían adscrito dentro del
territorio español, los excelentes resultados de aprendizaje que con el mismo
se conseguían. Un programa que apostaba,
y apuesta, por introducir a niños y
niñas en el dominio del inglés, paralelamente al desarrollo del resto de las
áreas, a través de una enseñanza basada fundamentalmente en la práctica oral
del mismo, introduciéndolo ya desde 1º de Educación Infantil (3 años).
Una
metodología muy activa, tremendamente práctica y llevada a cabo por
especialistas, sino nativos al menos con un dominio similar del idioma,
constituyen los pilares fundamentales de un método de enseñanza capaz de permitir
que los más pequeños sigan perfectamente el diálogo de una película en inglés
sin subtítulos (naturalmente adaptada a su edad), puedan mantener una
conversación básica con nativos de este idioma o sean capaces de contarle a su
“teacher”, en inglés, los síntomas o características de la enfermedad que por
unos días les ha mantenido en su casa. Estas son las bondades de las que, una y
otra vez, nos hablan madres y padres cuyos hijos e hijas siguen este método de
enseñanza. En este caso, en el Colegio Público Santa Marta de Astorga. Un
método que introduce el aprendizaje sistematizado del inglés en nuestra ciudad,
mucho antes de que se pusiese en marcha la otra opción, la de los centros
bilingües y que tanto familias como profesorado diferencian considerablemente,
no solo en lo referente al método de trabajo, sino también a los resultados
obtenidos.
Pero
ahora, los nueve años han pasado, nuestra primera generación de alumnos y
alumnas formada en este método ven
peligrar la continuidad de su aprendizaje. Desde el primer momento, las familias han
contado con la idea de que este programa se implantaría en Secundaria cuando
llegase la hora. Mientras tanto, con más
o menos esfuerzo, el colectivo de madres y padres se ha unido al resto de
centros de la Comunidad para pelear conjuntamente por lograr esa continuidad.
Parece que en lo referido a la Primaria
lo han conseguido, al menos por un año más.
Pero ahora se encuentran con que
de lo prometido para Secundaria no hay nada, y que la única opción que se les
da, sin necesidad de salir de la ciudad en la que viven y estudian, es optar a
la línea bilingüe que, parece ser, será lo máximo con lo que pueden encontrarse.
Al menos en lo que al IES de Astorga se refiere y al de otros 7 centros que se
inscriben en las áreas conocidas como rurales.
¿Y
qué pasa si esos padres y madres que confiaron en los beneficios de este
programa consideran que esta opción supone un paso atrás en el desarrollo del
inglés conseguido hasta ahora por sus hijos e hijas? Pues que la única solución
que les queda será la de matricularles en un instituto de la capital. Así lo
han decidido desde la Consejería, pues, aunque el convenio con el British
Council se firma directamente desde el Ministerio de Educación, son las
Comunidades quienes deciden en que centros se impartirá o no el mismo.
El
único centro de Secundaria que continua con el British Council en León, y al que accede el alumnado que llega
desde el C.P. Quevedo, el otro centro en toda la provincia que cuenta con el
programa, es el IES “Eras de Renueva”, en León. Y a día de hoy todo indica que
no se contempla la posibilidad de que el IES de Astorga se una a él, en una decisión
en la que han salido perdiendo, una vez más, los centros de las zonas rurales,
aquellos que no se encuentran en las capitales de provincia, que ven sustituida
esta posibilidad por la creación de una línea bilingüe. Una vez más un tremendo varapalo a la igualdad
de oportunidades educativas entre zonas urbanas y zonas rurales. Un criterio
que aleja a las poblaciones más pequeñas de la oportunidad de disfrutar de una
enseñanza pública y de calidad. Y como tantas otras cosas relacionadas con la
mengua constante de nuestros derechos ciudadanos, el proceso se pone en marcha
como por casualidad, sin hacer ruido, para ver si somos capaces de pasar de
puntillas por el problema sin que salte la alarma, sin que nadie se dé cuenta y
que, cuando el momento llegue, ya no haya posibilidad de marcha atrás por
muchos revuelos que se produzcan.
Menos
mal que en esta ocasión, las familias implicadas, tanto en Astorga como en el
resto de poblaciones, están verdaderamente preocupadas por el futuro educativo
de sus hijos e hijas y atentas a lo que pueda suceder. Y la alarma ha saltado
aún a tiempo de paralizar una medida a todas luces injusta. Porque aunque al
resto de la población nos parezca que da igual un método que otro, quienes
están de lleno metidos en el proceso educativo conocen perfectamente las
diferencias entre ellos, y el alcance de las mismas en nuestros pequeños. No
entendemos la obsesión de recortar las posibilidades de un convenio educativo
directo entre dos países, que no supone un incremento en el gasto de
profesorado para impartirlo. No entendemos la insistencia en mantener a todo un
colectivo de padres y madres en la inquietud
por la continuidad de un programa que, a todas luces, da buenos
resultados, y ha conseguido convencer incluso a aquellas familias que
comenzaron el mismo de forma un tanto reacia. Y, por supuesto, no entendemos
que los primeros perjudicados en estas cuestiones sean quienes viven en las
pequeñas ciudades que se inscriben en el ámbito de influencia de las zonas
rurales.
En
Astorga, son 19 familias las afectadas por la falta de continuidad de este
programa en el IES, si finalmente la Consejería de Educación se sale con la
suya. Un recorte más que se viene a unir a la repetida disminución sufrida por
los presupuestos de nuestros centros públicos, a los oídos sordos hechos para
reformas estructurales que mejoren las condiciones en las que se imparten las
clases, al lento proceso en la sustitución de las bajas que se producen entre
el profesorado, y que en ocasiones tardan más de dos semanas en ser cubiertas.
19 familias con un futuro incierto para la continuidad en la educación elegida
para sus hijos e hijas, 19 familias que – si
no consiguen sus objetivos – se verán incrementadas los próximos años por
las de quienes este año aún cursan 5º de Primaria en el C.P. Santa Marta, y
4º, y 3º, y…
Puede
que a priori, 19 familias no nos parezcan muchas. Pero para una ciudad pequeña
como la nuestra, 19 familias son multitud. Y lo que a ellas les ocurra irá
nuevamente en detrimento del intento de fijar población en nuestra zona que,
inexorablemente y como tantas otras en zonas rurales, van viendo desaparecer por parte de las altas instituciones, todos
los servicios básicos; donde hay un claro trato de desigualdad que pareciera
tener como objetivo que finalmente todos decidan trasladarse a vivir a las
capitales de provincia, o a las grandes ciudades entre las que, por supuesto,
no se encuentra la nuestra. Por más que hasta ahora hayamos podido mantener muchos más servicios de los que nos
corresponda por población, gracias al repetido empeño de los equipos que
durante años han llevado las riendas municipales de este Ayuntamiento.
Si
no logramos que el British Council se instaure este año en nuestro Instituto,
corremos el peligro de que algunas de esas familias afectadas decidan trasladar
a sus hijos e hijas al IES Eras de Renueva de León. Teniendo en cuenta que las clases de Secundaria comienzan a las
8’30 de la mañana, tendrán que ponerse en carretera, al menos a las 7’30. Y no
volverían a Astorga al menos antes de las 16’00 horas de la tarde, tal vez
incluso sin comer. Y no olvidemos los largos y fríos inviernos que nos azotan,
cuyos efectos estamos viendo estos días.
Por otro lado, el incremento económico en el bolsillo de las familias, de tener
que acogerse a esta opción, sería muy, muy importante. Una difícil decisión
entre renunciar a continuar por el camino elegido hace ya 9 años, o seguir por
él a costa de grandes sacrificios para la familia, económicos, de calidad de
vida, de pérdida de espacio familiar, … comenzando con el desplazamiento de los
hijos para acabar, estoy segura de ello, con el traslado de toda la familia a
la propia ciudad de León, en busca de las oportunidades que se le niegan en la localidad
que inicialmente habían elegido para vivir y sacar adelante a su familia.
Un
nuevo atentado a la calidad y gratuidad del sistema público de educación que
hasta ahora, y desde hace muchos años, veníamos disfrutando.
Hace
9 años el Colegio Público Santa Marta, su profesorado y el colectivo de padres
y madres que les dieron su apoyo, comenzaron con muy buenos resultados una
aventura educativa que ha ido avanzando por buen camino. Y ahora, desde la
Consejería de Educación (e incluso desde
el propio Ministerio si no diera continuidad a un programa que tanto esfuerzo
costó afianzar) dejan a toda una promoción de estudiantes ante un abismo de
incertidumbre para su futuro.
Cómo
ya he apuntado, las connotaciones van mucho más allá de lo puramente educativo
y de lo que concierne, en Astorga, a las 19 familias directamente implicadas.
Son connotaciones que afectan al futuro de la ciudad porque ponen en peligro la
estabilidad no solo de estas familias, sino
de todas las que vendrán después. Y de su contribución al avance de nuestra
ciudad. Por ello, es necesario que nos sacudamos las telarañas de la apatía y
de la indiferencia y que, todos a una, apoyemos al colectivo de padres y madres
del C.P. Santa Marta para conseguir su objetivo. PORQUE SU FUTURO TAMBIÉN FORMA
PARTE DEL FUTURO DE NUESTRA CIUDAD.
Astorga, 10 de febrero de 2014.