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Esculpiendo en barro.
De entre la nada moldean tus manos una imagen de vida. Un soporte de papel y alambre, y el barro cobra vida entre tus manos, como en un milagro.
érase una vez una maga.
¡Ay, si Manuela viviera para verte! Ella que se llamó maga por primera vez, sonreiría feliz al ver tu alegría y ver la cara iluminada de las niñas que ese día te observaban
Titiritera.
Como en aquellos teatrillos de antaño, vas con tu arte buscando sonrisas entre grandes y pequeñ@s. En tus manos un pequeño ratón cobra vida para ayudarte a contar tus sueños. ¿Panchito se llamaba?
