También en el apartado de relatos infantiles, esta vez dentro de los presentados en la categoría C, Gaia Hernández Nogueira, nos deleita con este sugerente cuento que ha titulado "Una aventura navideña·. Gaia cursa 6º de Primaria en el CRA Vegacemar de San Román de la Vega.
UNA AVENTURA
NAVIDEÑA.
Érase una vez un niño que se
llamaba Javier. Él salvó la Navidad.
Una tarde de diciembre, una
semana antes de Navidad, Javier y su hermano Jorge, estaban busca no en el
desván los adornos navideños para decorar la casa. Javier encontró una caja muy
rara. Sentía mucha curiosidad por ella y la abrió. En ellas se encontraban
fotos de su abuelo con… ¡Papá Noel! Javier se pellizcó en el brazo, pensaba que
era un sueño, pero era verdad. En ese mismo momento su madre les llamó para
merendar. Su hermano bajó enseguida, pero él miró un rato más las fotos y bajó
rápidamente a merendar. Después, fue corriendo a ver a su abuelo, que vivía a
dos manzanas de su casa.
El abuelo se llevó una sorpresa
al ver a su nieto tan excitado. Le contó todo a su abuelo y él comprendió su
nerviosismo. Le contó que eran amigos íntimos.
Se conocieron un día cuando su abuelo fue de
expedición al Polo Norte. Su abuelo iba a morir de frío cuando apareció Papá
Noel y le salvó la vida. Desde entonces se hicieron amigos. Pero, de repente,
el abuelo puso una cara muy triste y dijo:
-
Pero ahora mi amigo está enfermo y yo no puedo
ir, por eso ¡partirás esta noche al Polo Norte!
Esa noche Javier fue a casa de su abuelo. Él le dio un collar para poder
viajar directamente. En cuestión de segundos, llegó al Polo Norte.
Los duendes le recibieron y le llevaron hasta la habitación de Papá Noel.
Papá Noel le explicó que la cura se encontraba en el Monte de Cristal, a
quinientos kilómetros de su casa. Los duendes le ofrecieron el equipo necesario
para escalar la montaña. Javier decició que si iba recto llegaría más rápido.
Una vez decidida la ruta, Javier se adentró en el bosque mágico. Allí encontró
algo increíble. ¡Era un reno de Papá Noel! Javier se acercó al reno; este
llevaba una chapa en la que ponía que su nombre era Rudolph. ¡Era el reno guía
de Papá Noel!
Rudolph le llevó volando hasta la montaña. Javier congió el antídoto y
volvió rápidamente a la aldea.
Todo parecía solucionado pero… ¿quién iba a repartir los regalos?
Javier se ofreció a hacerlo. Cargó los regalos en el trineo y se marchó
volando.
¡Repartió los regalos en tiempo record!
Nadie había logrado repartir los regalos en cinco horas.
Dejó los renos en los establos y se marchó a casa. Les contó lo sucedido
y no le creyeron. Pero Javier y su abuelo sabían que era verdad y, por eso,
fueron las mejores navidades.